Muchas personas están desorientadas ¿Qué ocurre cuando descubren la Adoración?

Descubren a la Presencia viva de nuestro Señor en la Eucaristía. La Eucaristía es Jesús mismo que viene a nosotros y con nosotros permanece y que nos invita a acercarnos a Él. Quien responde y lo adora centra su vida en Jesucristo y todo se ordena en torno a Aquel que es la Luz, el Camino, la Verdad, la Vida. Es en la adoración que recibe grandes gracias. Recibe la paz en su corazón, recibe la luz que lo orienta y le permite discernir con claridad el tiempo que está viviendo.

Se suele presentar como opuestas la adoración eucarística a la obra caritativa de la Iglesia. ¿Qué dice a esto?

Que es ignorar la verdad de la Iglesia. No es cuestión de esto o aquello, sino de que esto no existe sin aquello. No puede haber verdadera obra caritativa que no parta del encuentro con el Señor. La Eucaristía es fuente y culmen de la acción misionera y caritativa de la Iglesia (lo recuerda el Concilio Vaticano II).

La acción apostólica de la Iglesia tiene sus raíces en la contemplación.

La santa Madre Teresa de Calcuta decía “nosotras, las Misioneras de la Caridad, primero pasamos nuestra Hora Santa con el Señor adorándolo en el Santísimo Sacramento para luego pasar nuestras horas con Jesús en el pobre”.

Por último, ¿por qué la adoración perpetua?

Lo resumo con una sentencia de la misma Madre Teresa: “la adoración perpetua salvará al mundo”. Es la adoración que no termina, que se prolonga hora tras hora, la que más nos une al Cielo, donde se adora a Dios sin interrupción.

Concluyo con una exhortación, la misma que hizo San Juan Pablo II:  “no temáis, abridle las puertas a Cristo de par en par”. Que el Maresme acoja este don para la gloria de Dios y el bien de cada uno de vosotros.

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